Amar es volver a empezar. Nuevo nombre, nuevo peinado, nueva ciudad. Allie Harper, de diecinueve años, es nueva en Woodshill. Tras poner muchos kilómetros de distancia con su hogar en Denver, acaba de empezar las clases en la universidad y necesita encontrar piso desesperadamente. Cuando llama a la puerta de su última oportunidad, ahí está Kaden White, con su mirada sexy y sus tatuajes, el chico de cursos superiores por quien suspira media universidad.
Kaden no quiere compartir piso con una chica, ya tuvo problemas en el pasado por ello, y Allie no tiene ningún interés en compartir techo con alguien como él, pero la casa es perfecta y no les queda opción. Así, Allie y Kaden se convierten, a pesar de todo, en compañeros de piso. Sólo deberán cumplir tres sencillas reglas: nada de sentimentalismos, nada de meterse en las cosas del otro y, la más importante, nada de acostarse juntos. Pero las reglas están hechas para que las rompamos.
- Él ha fijado las reglas. Ella las destrozará todas.
La gente no es lo que primero muestra y en este libro conocemos a dos protagonizas que son muy fuertes, que la vida les ha dado palos y que han tenido que sobrevivir. Dos almas perdidas vamos.
Allie huye de su familia, de su pasado, y se encuentra sola en una nueva ciudad y empezando lo que tiene que ser su etapa más maravillosa, la universidad. Pero su plan no esta saliendo como cree porque no encuentra piso. Ya cuando iba a tirar la toalla va a visitar un ultimo piso que resulta ser del popular y quaterback de la universidad. Kaden no se lo va a poner fácil, no quiere chicas viviendo con él, pero cuando no encuentra compañero de piso, su ultima opción es aceptar a Allie. Pero habrá reglas....
Si esperas un instalove, aquí no lo vas a encontrar, y eso me encanta, que el amor vaya poco a poco.
Allie y Kaden al principio se detestan y esos piques que tienen los dos fue lo que le ha dado la frescura a la historia.
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